La historia de las cosas

Título original: The story of stuff | Ir al vídeo
Tema: Economía de Materiales. Evaluación 5/5.
Año 2007?. Dur: 21′. Producido por Free Range Studios.
Web: http://www.storyofstuff.com/

Un vídeo documental sencillo y directo en torno a una cuestión simple, y a la vez compleja. A partir de la pregunta «¿de dónde vienen las cosas que tenemos, y a dónde van?, el vídeo analiza las implicaciones «deliberadamente ocultadas» del modelo de producción y consumo en que se basa la economía mundial.

Siguiendo el recorrido que hace cualquier producto por las fases de esta cadena, se ilustra con claridad las consecuencias que tiene, en un mundo finito, un sistema que adquiere del entorno natural los recursos que necesita en cada fase para la producción; demasiados recursos para producir demasiadas cosas que no necesitamos.

Externalización de costes para aumentar las ventas, los beneficios

Entre las grandes lecciones que se pueden sacar de este vídeo destaco el concepto de «externalización de costes«, entendido como que el coste real de hacer cosas no se refleja en el precio de los productos. Así se explica que sea más rentable importar fresas de Chile que producirlas cerca del punto de venta al consumidor, por ejemplo.

Esto es posible porque el sistema de producción se apropia de los recursos ajenos para mantener unos unos precios competitivos que incentiven el consumo. ¿Cómo lo hace? Pagando salarios bajos por el tiempo de producción y distribución, apropiándose de recursos naturales sin pagar, y desentendiéndose del tratamiento de los residuos producidos durante el proceso de producción y una vez finalizado el ciclo de consumo… residuos contaminantes que son devueltos al medio ambiente sin tratar, y que, al cabo de los 6 meses de la venta, suponen el 99% del total de materiales distribuidos.

Afortunadamente, poco a poco se van incorporando mecanismos de reciclaje para convertir la cadena de transformación de materiales en un circuito cerrado. Un sistema que no desperdicie recursos, ni gente. Los hábitos de reducción de los residuos son la clave de esta transformación.

Sin embargo, aunque se vayan incorporando a la fase de gestión de residuos mecanismos de reutilización (cascos retornables, por ejemplo) y reciclaje, la implantación de estos sistemas en las fases de extracción, producción y distribución es insuficiente. Por ello, resulta vital aplicar la primera y más importante de las tres R: Reducir la cantidad de productos que consumimos.

Publicidad, obsolescencia y consumidores infelices

También interesante la reflexión sobre los mecanismos para obligarnos a seguir consumiendo, principalmente a través de la obsolescencia planificada y percibida. En ambos casos el objetivo es que el consumidor sustituya el objeto por uno nuevo, aunque por medios diferentes.

En el caso de la planificada, los productos se diseñan para que dejen de ser útiles pasado un periodo de tiempo. Tal es el caso de los ordenadores que se quedan viejos porque los nuevos sistemas operativos requieren más potencia, pero también es lo que se persigue haciendo productos que no se pueden actualizar, o cuando se deja de fabricar piezas de recambio o consumibles para modelos viejos (cintas VHS y, próximamente, DVD’s).

La obsolescencia percibida se basa en el deseo de estar a la última, desechando productos funcionales por versiones nuevas para no quedarnos anticuados o usar «cosas viejas». El ejemplo que se pone es el de la moda, algo en lo que nunca me había percatado ya que a mi particularmente me importa bien poco lo que opinen los demás a este respecto, y cualquiera que minusvalore a otro en base a la capacidad de consumo solo merece todo mi desprecio.

Otro mecanismo para mantener el consumo es la publicidad, a través de la cual se nos crean necesidades que nunca tuvimos, y se nos ofrece satisfacerlas consumiendo más y más. Esto se logra principalmente atacando nuestro autoconcepto… basta con ver los modelos que anuncian productos de belleza y compararlos con nuestro reflejo en el espejo o con quien tenemos al lado.

Sin embargo, aunque satisfagamos estas nuevas necesidades consumiendo, esto no puede hacernos más felices, ya que las ventas bajarían. De hecho, para mantener el creciente ritmo de consumo es necesario dedicar cada vez más tiempo a ganar dinero que gastar, y más tiempo a gastarlo, con lo cual cada vez tenemos menos tiempo para hacer las cosas que nos gustan. En vez de reducir la necesidad de trabajar, el desarrollo económico la ha incrementado. ¿Es esto el progreso?

Reducir el consumo para aumentar el bienestar

El motor de este sistema es el consumo. Un motor que alimentamos diariamente. El acto de compra es la única forma de soberanía que podemos ejercer libremente y a diario. Y dejar de consumir es el mecanismo más efectivo para frenar la sobreexplotación de recursos naturales, el expolio del tercer mundo la deslocalización de los trabajos del primero, y disminuir nuestro nivel de exposición a productos tóxicos.

Como resume la cita que se atribuye en el documental al desconocido Victor Lebow, que traduzco libremente:

Nuestra gran economía productiva […] exige que hagamos del consumo nuestro modo de vida. Que convirtamos la compra y uso de productos en rituales. Que busquemos la satisfacción espiritual y del ego en el consumo […] Necesitamos que las cosas se consuman, envejezcan, se reemplacen y desechen a un ritmo cada vez mayor.»

Por tanto, dejar de consumir productos producidos dentro de la economía de materiales dominante es una necesidad real para nuestra propia supervivencia como especie. Una de mis máximas particulares es consumir los menos posible, y así no alimentar este sistema insostenible que se acabará colapsando cuando hayamos consumido todos los recursos o envenenado a todos los consumidores.

En tiempos difíciles como los que se nos avecinan dejar de consumir no es una opción. Sin embargo, no resulta complicado organizarse para consumir menos recursos: sustituir el coche por una moto, una bici o el transporte público y, sobre todo, apagar la televisión para que no nos haga sentirnos mal con nosotros mismos por elegir vivir con menos cosas y más tiempo para nosotros.

Como dicen en el vídeo, lo que hay que tirar a la basura es la mentalidad de la economía desechable, y sustituirla por otra basada en la sotenibilidad, la química limpia, el «residuos cero», los ciclos de producción cerrados, las energías renovables y una economía local fuerte. El consumo de las cosas que verdaderamente necesitamos no necesita reactivarse, por eso creo que cuanto más se habla de medidas para reactivar el consumo, más cerca estamos de la solución. Veremos que pasa…

httpv://www.youtube.com/watch?v=CZPKtINOqV0

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5 thoughts on “La historia de las cosas”

  1. Lo de los ordenadores es mentira, yo tengo un pentium 2 a 350 mHz funcionando en perfectas condiciones, con el sistema operativo actualizado, eso si, Linux.

    Lo que pasa es que la publicidad nos crea esa sensación de que el PC se queda viejo, y luego está la degradación de windows, en manos de un usuario de bajo nivel (por no llamarles Lusers) que instala todo lo que pilla y no sabe mantener ese SO; otros, que si que necesitan un PC con las ultimas caracteristicas (e incluso estas se les quedan cortas) son los jugones , diseñadores etc etc, gente que necesita un PC potente por que sus necesidades lo requieren, pero son los menos, para un usuario normal, con un PC de hace 5 años para los usos normales (editor de texto, messenger, e internet), sin contar con piezas que se estropeen ,claro.

  2. eso lo dices pq vives en méxico o en algun país tercermundista pero ten por seguro que en un país primermundiste como es EUA, no solo cambian de pc cada medio año sino que no las tiran como tirar una bolsa de sabritas, y las corporaciones no estan pagando por la destruccion que estan llevando acabo, haciendote creer que si esto esta jodido es por que el usuario es un irresponsable, pero deberian de pagar a los países que destruyen estos monstruos.

  3. Este video me hizo llorar, es increíble ver como nuestro planeta se ve amenazado sólo porque algunos gobiernos y coorporaciones quieren poder, quieren dinero y quieren acabar con la pobreza (no dando algo a los pobres, sino matandolos de hambre). ¿Qué será del planeta?¿Qué será de mi gente?¿Qué será de mi?

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